Les invito a encontrarse con este cruel Cronos que devora a sus hijos

martes, 21 de julio de 2015

lectura de Bestsellers

Hay algo de iconoclasta en afirmar que leímos un bestseller. Sin embargo, creo que no es el libro en sí el que lo define como bueno o malo. la lectura es algo tan personal, es un acercamiento singular al relato de tus propias vivencias e interpretaciones.  Por supuesto que hay algunos que deshechamos en las primeras páginas, como las famosas sombras de Grey :/    , pero hay libros que aparte de la legítima satisfacción de la entretención te conectan con algún aspecto de tu personalidad, alguna evocación,  logran identificar en tí algo, indefinible que está ahí. En esa categoría, está la trilogía "Millenium" del sueco Stig Larsson , donde lo que me atrajo fue la condición de hacer de Sallander y su inadaptación social, un personaje muy bien construído, marginal, pero que da el golpe y la bofetada al sistema  usando sus habilidades informáticas. También sucumbí a la lectura de "Perdida" de Gillian Flyn, un libro bastante truculento, con bastantes pasajes un poco forzados, pero donde, aparte de la entetención y el suspenso que se logra muy bien, aparece una muy buena descripción de las relaciones, las expectativas y los constructos y sobreentendidos que las sustentan, amen del rol de de los medios en la construcción de realidad (la descripción de la entrevistadora estrella y su equipo explotando la primicia es genial); y pues hoy he concluído mi lectura de "La chica del tren" otro thriller que me ha tenido entretenida en estos días. En los comentarios que he leído  se habla de vouyerismo, pero yo no creo que esta novela trate de eso. para mi es una novela de la marginalidad, de las carencias que animan a aquellos que no tienen una vida a la altura de los que todos llaman "exitosa", "normal". La protagonista es realmente un paria de esta sociedad, es el arquetipo de la prejuiciada y despreciada. ¿Es que el libro interpela a esa autopercepción individual? ¿O interpela a nuestro sentimiento de protección? En este caso, como en el de Sallander, creo que el convertir a un marginal en heroína, es un acierto porque todos quisiéramos ver nuestro destino revertido en un descubrimiento  de nuestros talentos. Una especie de :  " Miren lo que esta insignificante personita puede hacer"  y en el caso de este libro, la revelación de que en el fondo , solo te han hecho creer que eres un gusanito, en circunstancias que tus alas brillan como la más bella mariposa y tu , solamente, lo ignoras o te niegas a creerlo. No es , en definitiva un libro que revele la respuesta a los grandes misterios de la naturaleza humana, pero te entretiene y te provoca.
"Ando a grandes zancadas y con decisión. Soy una mujer con cosas que hacer y un sitio al que llegar. Alguien normal"

jueves, 1 de mayo de 2014

La búsqueda del destino



Descubrí al  escritor sudafricano y premio Nobel J. M. Coetzee hace unos años en la biblioteca pública cuando me puse a buscar nueva literatura y usé como herramienta una lista de premios nobel. (así conocí a Nadyne Godymer) en esa época, además,  comencé a buscar libros digitales contemporáneos y leí "Tarántula" Thierry Jonquet (llevada al cine por Almodovar ."la piel que habito"), y  Michel Houellebecq y sus " Partículas elementales". de hecho, "Desgracia"  de Koetzee la concluí en versión digital.
Ahora, he concluído el libro "Juventud" e inicio "Infacia" en una regresión empecinada que se parece mucho a la que experimento mientras más vieja me pongo. "A nosotros solo nos queda nuestro pasado" y la lectura de "Juventud" me remonta a mi época juvenil en que también tenía el sello a fuego en la frente, de la búsqueda . ¿Búsqueda de qué? de todo, de identidad, de equilibrio, de modelos, de la belleza, de mi propia voz narrativa también, como el autor que describe en esta novela autobiográfica la vida de un inmigrante sudafricano en la metrópolis, incapaz de hallar su lugar y de encontrar su propia voz. Empecinado en vivir una experiencia que le permitiera escribir y donde la pasión, más que su angustia y soledad habitual,  fuera su fuente de inspiración.
La búsqueda de este estudiante de matemática y programador informático con contradicciones políticas y aspiraciones literarias, concluye en una especie de acostumbramiento ante la vida, una pérdida del sentido de la lucha por no hundirse ante la búsqueda de un destino.
Destino que no parece encontrase con él, como lo describe: " Está matando el tiempo, está intentando matar el domingo para que el lunes llegue antes y con él el alivio que proporciona el trabajo. Pero, en un sentido más amplio, el trabajo también es un modo de matar el tiempo. Todo lo que ha hecho desde que desembarcó en Southampton ha sido matar el tiempo mientras espera a que se cumpla su destino. El destino no iría a buscarle a Sudáfrica, se dijo; solo saldría a su encuentro (¡como una novia!) en Londres, París o tal vez Viena, porque solo en las grandes ciudades de Europa reside el destino. Durante casi dos años esperó y sufrió en Londres, y el destino no llegó. No ha sido lo bastante fuerte para seguir soportando Londres y se ha batido en retirada hacia el campo, una retirada estratégica. No está seguro de si el destino visita el campo, ni siquiera tratándose de la campiña inglesa, ni siquiera aunque esté a apenas una hora en tren de Waterloo."
Acompaño este posteo de lai imagen de  un banco vacío. Somos muchos los que entendimos que la espera del encuentro con el destino es una quimera. Por eso, yo ya no estoy en ese banco.


viernes, 26 de julio de 2013

Solyenitsin

(Fotografía de : http://eldiaenquemesalieronalas.blogspot.com/2011_10_09_archive.html)

Este domingo pude cumplir una de mis grandes pasiones. Fui a una feria de cachureos en Santiago, extensa feria de "coleros" en Conchalí y , bajo un sol suave de invierno me di el gusto de buscar y rebuscar entre tanta bagatela y curiosidad cosas insospechada. Como me tardo mucho en comprar, regateo, anoto mentalmente lo que me gusta, sigo y vuelvo sobre mis pasos hasta que finalmente: compro.
Invariablemente,  demoro la compra porque no sé moverme en ciertas especies con soltura y seguridad respecto a el valor de cada producto. Donde sí tengo certezas y no dudo en pagar a la primera, es cuando encuentro libros.
No se trata de esas compras que uno hace en San Diego, donde el Vendedor ha hecho de la venta de libros usados un oficio y , por tanto los libros están sobrevalorados. Me gusta cuando descubro a alguien que vació un cuarto de su casa e ignora lo que vende. Así compré una vez en Los Andes El Padrino de Mario Puzo. Una versión amarillenta y desflecada pero que disfruté antes de comprar la saga de la película y verla, exclamando con tono autorizado "Era mejor el libro"
Mi hallazgo de este domingo fue el libro "Pabellón de cancerosos de Alejandro Solyenitsin.  Una 6º edición de la editorial Ercilla de 1969. En su portada la firma de tres ¿Hermanos? que fueron dueños de este libro en fechas que van de 1969  llegan a 1975. Pondría mi firma en la portada y la fecha 2013, para asegurar esta propiedad transitoria que solo se materializará cuando  concluya su lectura y cuando vuele a otras manos.
El vendedor me cobró $1.000 y no quiso rebajarse argumentando "Usted y yo sabemos de quién estamos hablando". Me causó gracia su comentario cómplice. ¿Por qué lo compraba yo? Porque alguna vez en mi infancia o juventud su lectura fue descartada por algún adulto cercano que lo calificó e "reaccionario" . Bien, por solo mil pesos tenía la oportunidad de develar si era así o no.

Estoy leyendolo recién,  pero ya me han cautivado algunos pasajes como cuando Kostoglotov describe los labios de  la doctora y afirma: "Tenía unos labios que  se hubiera dicho vivos, independientes, prontos a remontarse , a apuntar hacia el cielo,  como la alondra. Todos los labios están hechos para besar, pero ellos tenían además una misión, que les era privativa: la de murmurar frases de felicidad" ¿Cuanta poesía en una sola observación?

Más cautivante aún  y referido al tema del tiempo vivencial: "Aquel otoño aprendí que el hombre puede cruzar la línea que lo separa de la muerte permaneciendo , al mismo tiempo, en un cuerpo todavía vivo. Aún hay en uno, en alguna parte, sangre que fluye; pero psicológicamente ha pasado uno ya por la preparación  que antecede a la muerte, y ya ha vivido la muerte misma. Todo cuanto uno ve a su alrededor , lo ve ya como después de la tumba, sin pasión, y por más que uno no se incluya en el número de los cristianos, y aún cuando a veces se sitúe en el lado contrario, he ahí que de repente se da cuenta de que ha perdonado del todo  a los que le habían ofendido y de que ya no les tiene odio a los que lo persiguieron. Todo ha llegado a serle indiferente, y no hay más.; ya no se sienten impulsos de reparar nada; no se tiene ningún remordimiento. Hasta diría que se encuentra uno en un estado de equilibrio, en un estado natural, como los árboles, como las piedras."

Y yo me pregunto, ¿Cuántos moribundos y desahuciados he conocido que se encuentran viviendo ese tiempo imperceptible que antecede a la muerte con esa entrega y ese equilibio sin alteración, sin esperanza?

Y ¿Cuántos?, vivos aún, rozagantes de salud y que, sin embargo  experiementan ese tiempo sin sentido y son "víctimas del spleen", como en el poema reír llorando.

Un tiempo inaccesible o a lo mejor no....







miércoles, 17 de julio de 2013

Lo bello y lo triste

Llegué a él de la manera más azarosa. En la estantería del tercer piso de la magnífica biblioteca Nicanor Parra de la UDP, buscando el Ensayo sobre la locura de José Saramago. Buscaba en Literatura Portuguesa, claro está y al no hallarlo, me moví unos metros hacia el estante de literatura de otras latitudes. De todo: India, Afgana, China y Japonesa. Estaban "los cisnes salvajes" de Chang Jung que leí hace unos años una autobiografía que relata la vida de su abuela, de su madre, bajo la ocupación japonesa de China y de la misma autora bajo la Revolución Cultural Maoista. Un retrato descarnado de los excesos y atrocidades que se comete en nombre de la libertad y del dolor de los pueblos que padecen estos gobiernos. Bueno, iniciaba mis vacaciones de invierno y opté por pedir un libro de Yasumari Kawabata: "Lo bello y lo triste". Me ha dejado una impresión de blandura y suavidad en el trazo con el que describe, sobretodo el ambiente y las emociones que sienten los protagonistas. El amor, la venganza, el abandono,el temor, la sospecha, la furia y los celos, emociones tan humanas, pero que descritas por el autor con tanta frescura aparecen como inéditas, como de otra dimensión. Mención especial merece el contexto de cada capítulo, la descripción de las tradiciones, los jardines, los templos y la pintura impresionista de los espacios en que cada conversación se da en que la niebla, el brillo de la luna, el tinte de los campos de té, el color de los acantilados de piedra y el brillo del agua, son un personaje más que contribuye a aumentar la sensación de blandura y de contemplación que esta novela inspira. Después de la lectura de este libro ¿O será un sello de la literatura oriental? Qusiera ver mi entorno con esos ojos mansos y receptivos. Quiera ver con ese tercer mirada intuitiva y sensible similar al deseo que me dejó "El perfume " de Patrick Süskind donde también aspire a oler el mundo con la sensibilidad superdotada de Grenoulle. Pese a esa apacible descripción, lo hechos se precipitan en los últimos dos capítulos de manera vertiginosa. La primera percepción que tuve sobre el personaje principal y sobre lo terrible que había hecho a quienes le rodeaban y a quienes amaban, ese sentido de desear para él un castigo, se convierte en las páginas finales en incredulidad respecto al desenlace que significaría más dolor aún en un espiral exquisitamente desarrollado por Kawabata. Y como siempre, un pasaje subrayado, en especial el referido a la percepción sobre el tiempo: "El tiempo pasó. Pero el tiempo se divide en muchas corrientes. Como en un río hay una corriente central rápida en algunos sectores y lenta, hasta inmóvil, en otros. El tiempo cósmico es igual para todos , pero el tiempo humano difier con cada persona . El tiempo corre de la misma persona para todos los seres humanos ; pero todo ser humano flota de distinta manera en el tiempo"

viernes, 14 de noviembre de 2008

Mi yo frente a la que fuí


...esta imagen...de niña..me hizo preguntarme cuantas veces se repetía la imagen de la mujer en la cajita que porta la mujer ...esa niña que fui y que ¿sigo siendo?....


Aunque no lo crean, yo ví la teleserie "Betty La Fea", la primera, la colombiana. Quienes la vieron recordarán la escena en que el patito feo que es betty se ha convertido en una chica guapísima y corre de novia a la iglesia por las calles de su barrio y en una esquina...una niña, ellla misma de niña, la despide con la mano...una escena de una sensibilidad exquisita que me hizo derramar más de alguna lágrima... qué profunda reflexión sobre la vida en esa escena... ¿qué pensará la Rebeca que fui...a los once o diecisiete, de lo que soy hoy? me recerda algo que alguna vez leí: "abraza a tu niño interior"... en fin...para pensar....

Hoy traigo un extracto de un libro de Guillermo Blanco titulado "Dulces chilenos" Un libro que leí para conocer algo más de este autor, aparte del famoso "Gracia y el Forastero". El libro me gustó mucho pues siento que el autor expresa muy bien la sensibilidad de estas señoras atrapadas en es tiempo hecho de sobreentendidos, malentendidos y mezquindades...pero , tan humano.
Bueno. Subraye un párrafo que quiero compartir:

" Siempre le había dado curiosidad a Elena pensar en lo que ocurriría si fuese porsible juntar dos momentos distantes del tiempo. Borrar el periodo intermedio y ponerlos uno al lado del otro. Suprimidas las transiciones que suavizan, ver el contraste de las esecnas, de las personas frente a sí mismas. Provocar el diálogo de un yo que había dejado de ser con el yo de hoy, o el que vendría alguna vez.
¿Qué haría, por ejemplo, la actual Elena, ante la Elena de los quince, los diciocho? ¿Se reconocerían siquiera? ¿Serían capaces de entenderse? ¿Sentiría una decepeción la otra _la antigua ¡la joven!_ al comprobar lo que está esperándola, adónde la conducían dos o tres decenios? Y ella _esta ella actual_, ¿conseguiría explicarle por qué , y cómo, y que la vida no es tan simple, y ...? ¿Conseguiría explicarse? ¿Comprenderse? ¿Perdonarse? "



Así es...un ejercicio que rompe la lógica... una persona ideal para un fin de ciclo....para el día de la muerte...



y tu ¿qué piensas?

viernes, 22 de agosto de 2008

Cada día



Las palabras son algo así como mujeres fáciles. Cuando las miras te guiñan el ojo, sonrien y ...atacan.


Eso ocurrió con las palabras de José Ramón Toro, Profesor y Escitor Andino, quien esta mañana dictó a sus alumnos estas palabras y yo me dije : Esto va con el sentido de mi blog. Debe estar ahí.


Gracias a la genialidad de este profesor y a esas palabras casquivanas que seducen y se van con cualquiera.




Cada día es:
Un regalo
Un desafió, una aventura
Cada día es una oportunidad
Una puerta donde entrar
Cada día es un encuentro
Con el imprevisto y con Dios
Cada día es
Realizar lo planificado
Un crear lo no habido
Cada día tiene lo suyo
Nunca se lo arrebates
¡Gánaselo y lo tuyo tendrás!
Nunca te dejes vencer
Perder un día es mucho
Porque es vida sin retorno
Camina con el día
Con su ritmo y paso
No te adelantes
Aun no existe
No te atrases
Porque ya paso
Tú, no eres producto
De cada día
Cada día es
Producto tuyo

martes, 14 de noviembre de 2006

Tiempo vivencial y tiempo cronológico







Por fin creo haber terminado el proyecto que me tuvo empeñada estos dos últimos meses. El tiempo se viene ahora con otro carácter. Más diáfano, más disponible, más de uno. Bueno saber que ya no hay horas y minutos de quinta categoría, el tiempo de entregar el proyecto llegó...el ejecutarlo será rápido, lleno de tareas, pero bien, en ese medio nado como pez en el agua, no me agoto, disfruto. Saber que la cosa ha pasado de la fase de estancamiento me da un alivio que me permite disfrutar de otra manera del tiempo. No puedo explicarlo... pero los invito a releer "Autopistadel Sur" de Cortazar ... su cuento describe maravillosamente esta percepción singular del tiempo, no uno cronológico, sino uno vivencial.