Les invito a encontrarse con este cruel Cronos que devora a sus hijos

jueves, 1 de mayo de 2014

La búsqueda del destino



Descubrí al  escritor sudafricano y premio Nobel J. M. Coetzee hace unos años en la biblioteca pública cuando me puse a buscar nueva literatura y usé como herramienta una lista de premios nobel. (así conocí a Nadyne Godymer) en esa época, además,  comencé a buscar libros digitales contemporáneos y leí "Tarántula" Thierry Jonquet (llevada al cine por Almodovar ."la piel que habito"), y  Michel Houellebecq y sus " Partículas elementales". de hecho, "Desgracia"  de Koetzee la concluí en versión digital.
Ahora, he concluído el libro "Juventud" e inicio "Infacia" en una regresión empecinada que se parece mucho a la que experimento mientras más vieja me pongo. "A nosotros solo nos queda nuestro pasado" y la lectura de "Juventud" me remonta a mi época juvenil en que también tenía el sello a fuego en la frente, de la búsqueda . ¿Búsqueda de qué? de todo, de identidad, de equilibrio, de modelos, de la belleza, de mi propia voz narrativa también, como el autor que describe en esta novela autobiográfica la vida de un inmigrante sudafricano en la metrópolis, incapaz de hallar su lugar y de encontrar su propia voz. Empecinado en vivir una experiencia que le permitiera escribir y donde la pasión, más que su angustia y soledad habitual,  fuera su fuente de inspiración.
La búsqueda de este estudiante de matemática y programador informático con contradicciones políticas y aspiraciones literarias, concluye en una especie de acostumbramiento ante la vida, una pérdida del sentido de la lucha por no hundirse ante la búsqueda de un destino.
Destino que no parece encontrase con él, como lo describe: " Está matando el tiempo, está intentando matar el domingo para que el lunes llegue antes y con él el alivio que proporciona el trabajo. Pero, en un sentido más amplio, el trabajo también es un modo de matar el tiempo. Todo lo que ha hecho desde que desembarcó en Southampton ha sido matar el tiempo mientras espera a que se cumpla su destino. El destino no iría a buscarle a Sudáfrica, se dijo; solo saldría a su encuentro (¡como una novia!) en Londres, París o tal vez Viena, porque solo en las grandes ciudades de Europa reside el destino. Durante casi dos años esperó y sufrió en Londres, y el destino no llegó. No ha sido lo bastante fuerte para seguir soportando Londres y se ha batido en retirada hacia el campo, una retirada estratégica. No está seguro de si el destino visita el campo, ni siquiera tratándose de la campiña inglesa, ni siquiera aunque esté a apenas una hora en tren de Waterloo."
Acompaño este posteo de lai imagen de  un banco vacío. Somos muchos los que entendimos que la espera del encuentro con el destino es una quimera. Por eso, yo ya no estoy en ese banco.